01 febrero 2009

Operadoras de Teleco y Empresas de Seguridad, competencias

La domótica ofrece una amplia gama de servicios domésticos que permiten el control, la gestión y administración de todos los recursos disponibles en el hogar. Se configuran para proporcionar la optimización de las comunicaciones, confortabilidad, ahorro energético y la seguridad.Uno de los más importante dispositivos, dentro de la amplia gama domótica, son las pantallas táctiles que permiten, entre otras opciones, la posibilidad de actuar sobre la red domótica, modificando el comportamiento de los servicios domóticos disponibles, a las necesidades reales que van surgiendo, con el paso del tiempo. Conforme avanza el uso de una determinada red domótica, aparecen nuevas funciones que se desean implementar para una mejor adaptación a nuestro entorno, a nuestras costumbres y vida cotidiana. Desde mi punto de vista, todavía tienen que evolucionar más para que permitan no sólo modificar aspectos básicos (horario, tiempo, temperatura, etc.) del estado inicial de los servicios, sino también la modificación del estado inicial y, por tanto, la interrelación de los propios dispositivos así como la multifuncionalidad de los servicios.
Dentro de esta amplia gama, se encuentran elementos capaces de activar y desactivar (actuadores) todo tipo de elementos eléctricos (persianas, cafeteras, luces, calderas, etc.) permitiendo, no sólo la confortabilidad, mediante una eliminación manual de las actuaciones cotidianas y repetitivas, sino también una adecuación a nuestras necesidades y previsiones de ahorro.
Otro de los elementos básicos y presentes en cualquier estándar es la disponibilidad de reguladores de la potencia lumínica de lámparas. Estos dispositivos nos proporcionan un amplio abanico de opciones, capaces de ofrecer un diseño (mediante la programación adecuada) de un encendido poco convencional y a la vez atractivo. Por ejemplo de una extensión de terreno importante provisto de una distribución de focos en la que el encendido sea progresivo y lineal (con una determinada pendiente), utilizando el sentido de las agujas del reloj y que el apagado sea justo al contrario. Estos dispositivos permiten, además, de controlar la potencia, limitar cuando interese el régimen nominal de potencia consumida, ajustando su consumo, si se desea, protegiendo en el instante inicial de arranque la carga en la línea que alimenta los focos. Esta programación proporciona una vistosidad y atractivo que hay que tener en cuenta a la hora de programar una red.
Los dispositivos dependientes de la luz suelen presentar dos opciones (no siempre simultáneas y compatibles entre sí) un modo lineal y otro en modo umbral. El lineal se ha diseñado para interactuar con una determinada luz doméstica interior y conseguir que conforme vaya variando la intensidad de luz natural, la luz interior se vaya adaptando a las necesidades de una determinada habitación, mediante el control de la potencia lumínica de la luz interior. En modo umbral es muy interesante ya que suele ofrecer varios umbrales de decisión para la interacción con el resto de dispositivos de la red doméstica. Independientemente de la estación del año, una determinada lámpara (o posición de un toldo o persiana) se puede encender y apagar de forma autónoma siempre con las mismas condiciones de luz natural.

El álgebra de Boole, funciones canónicas y la programación estructurada
Hay algunos fabricantes que sacan al mercado dispositivos “interesantes” pero poco desarrollados y, sobre todo, poco rigurosos con el álgebra de Boole, ya que presentan operadores lógicos (AND, OR, y poco más), dos funciones simultáneas de actuación para cuando la función principal es “TRUE” o “FALSE” (IF THEN ELSE) y no permite el empleo de formas canónicas, ni el empleo de Mapas de Karnaugh, es decir, emplean una aritmética, que muy lejos de ser Booleana, es una aritmética parda, que sirve para poco.
Control de acceso, de intrusión o presencia
Semánticamente es importante el uso de estos términos: control de acceso, de intrusión y de presencia, aunque el servicio que prestan estos dispositivos, su funcionamiento y operatividad, sus actuaciones e interacciones, con la red domótica, sean idénticos o muy similares, pueden ocasionar algún problema competencial y consecuentemente algún problema legal.
Habitualmente los dispositivos de control y detección de movimiento (junto con otros como detectores de gas, incendio, fugas de agua, etc.) suelen estar conectados a una central domótica con capacidad (según la programación) de cursar llamadas telefónicas a empresas de seguridad. Empresas que tienen la competencia reconocida y autorizada por el correspondiente Ministerio del Interior para la recepción de alarmas debidas a una intrusión no deseada. Pero los mismos dispositivos, al detectar una presencia o un acceso, pueden ordenar diferentes actuaciones en la red doméstica (luces, persianas, música, TV, etc.) y/o cursar llamadas telefónicas a aquellos números telefónicos que previamente se hayan programado.
En este escenario competencial, y una vez que los operadores de red con servicios en Banda Ancha (BA) salgan al mercado, con nuevos servicios de domótica, tendrán que plantear algunos escenarios de entendimiento y establecer una parcelación de competencias y de segmentos de red, que permitan encaminar todas las alarmas, expresamente relativas a seguridad, a empresas específicas de seguridad, y el resto de funcionalidades, podrán ser gestionadas por operadores de telecomunicación, se supone que sin visibilidad remota del estado de seguridad del cliente en cuestión. Este entendimiento, en principio, es “sencillo” pero plantea algunos inconvenientes de cara al usuario. El alto potencial de las redes domóticas permite que una serie de dispositivos, que están actuando como detectores de intrusión, no se podrían reprogramar de forma continuada para desempeñar funciones de control de acceso, control de presencia o para la optimización de la confortabilidad en un determinado ambiente de la casa (toldos, persianas, temperatura, etc.) y, en cualquier otro momento, como dispositivos de control de intrusión.
Dentro de las actividades asociadas a la domótica (integradores, programadores, instaladores), son los programadores los que ofrecen un valor añadido diferencial, ya que por la propia concepción de los servicios de domótica, la optimización pasa necesariamente por la reprogramación frecuente para ir adaptando la red a las necesidades, que sin duda, van apareciendo con su uso. Esta circunstancia puede retraer al mercado potencial de los clientes de domótica.

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